Según la crítica, se trata de una «joyita literaria»: «Tanto los dibujos de Gallo como los textos de Antonina Rodrigo son de una calidad excepcional»

Publicadas en formato de libro por primera vez en 1983, junto a otras aleluyas de la autora dibujadas por Gallo, y reeditadas una segunda vez en 1998 con ligeros cambios textuales, fueron también impresas en los años ochenta del siglo pasado en formato de cartel imitando los pliegos de cordel en los que, en cierto modo, estaban basadas.

Las aleluyas, en palabras de la propia Antonina Rodrigo, «tuvieron su origen, como género literario, en las estampas religiosas que la iglesia [católica] ofrecía en las grandes solemnidades. […] Al pie de cada aleluya había un versículo. Con el tiempo perdieron su sentido religioso, transformándose en aleluyas moralizantes y pedagógicas […], un pliego de papel […] generalmente dividido en 48 cuadrículas […]. En cada recuadro había un dibujo que formaba parte del argumento. Cada una llevaba su correspondiente pie –dístico o pareado–, aunque también podían ser tercetas o cuartetas, o escritas en prosa».

Hemos querido recuperarlo y lo hemos convertido en un Mini libro en forma de zigzag con texto original y 42 ilustraciones y metido en una cajita de cerillas

Pero ¿por qué en una caja de cerilla?… ahí dejamos la pregunta.

 

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